jueves, 14 de agosto de 2008

La hipoxia mata los océanos


NUEVA YORK. El mar se ahoga. Cada vez hay más «zonas muertas» marinas, extensiones oceánicas en las que los niveles de oxígeno han descendido tanto que ya no queda horizonte para la vida. Esta retrocede, acorralada por aguas asesinas que en estos momentos ya suman la extensión de Nueva Zelanda. Las consecuencias ecológicas pueden ser irreversibles si no se ataja el problema antes de diez o veinte años.

Pronto se dieron cuenta de que el problema no se limitaba a la bahía de Chesapeake. Si a comienzos del siglo XX sólo había cuatro zonas de «mar muerto» en el mundo, a mediados de los años sesenta ya había 49, que se habían convertido en 87 en los años setenta, y en 162 en los ochenta. Desde entonces la progresión no ha decrecido. En 1995 ya había 305 burbujas inertes en las aguas cercanas a las costas en todo el mundo. En estos momentos se estima que hay 405, y que entre todas suman 245.000 kilómetros cuadrados, casi como la superficie de Nueva Zelanda.

La hipoxia marina no es constante. En la mayoría de los casos es un fenómeno estacional, acotado a los meses de verano. Pero si no se ataja es fácil que devenga permanente y en todo caso sus efectos sí lo son: a un ecosistema marino le puede llevar diez años recuperarse de la pérdida de oxígeno, y muy raramente la recuperación es plena. Cuando vuelve a haber vida, está enrarecida, con las especies afectadas y debilitadas. El daño está hecho.

Actividad humana


¿Pero qué daño y cómo? Pues el peligro viene de una actividad humana tan aparentemente inocente como la agricultura. El vertido al mar de fertilizantes agrarios ricos en nitrógeno y en fósforos, más la quema exacerbada de biofósiles, envenena hoy en día el mar tanto o más que las agresivas plantas industriales del pasado.

A preguntas de ABC, Robert Díaz no deja de resaltar la ironía de que cuando la contaminación industrial decrece aumente la del campo. El nitrógeno y el fósforo volcados al mar no sólo perjudican a las especies «habituales» sino que dan alas a bacterias del fondo marino, cuyo desarrollo devora todo el oxígeno disponible.

Mas información en la fuente:
http://www.abc.es/20080815/nacional-sociedad/hipoxia-mata-oceanos-20080815.html

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