La doctora Doris Taylor y su equipo, de la Universidad de Minesota, realizaron un prometedor experimento con corazones de ratas de laboratorio, luego usaron detergentes para remover todas las células cardíacas, dejando solamente lo que llaman “andamiaje”, un marco con forma de corazón, formado por tejido conectivo blanco, incluyendo las válvulas.
Los investigadores agregaron células cardíacas de ratas recién nacidas, al “andamiaje”.
En cuestión de días, las nuevas células comenzaron a contraerse rítmicamente, como lo hacen las células cardíacas normales, mientras seguían multiplicándose y creciendo en número.
En menos de dos semanas, las células habían formado un nuevo corazón que latía y conducía impulsos eléctricos e impulsaba una pequeña cantidad de sangre.
Esto, aplicado a humanos, podría revolucionar la cirugía cardiovascular de trasplantes.
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