El veneno de la mamba negra (Dendroaspis polylepis, su nombre científico) contiene unos péptidos que los investigadores han bautizado como “mambalgins” y que, al inyectarlos en ratones, produjeron una analgesia tan fuerte como la morfina.
Investigaciones anteriores habían concluido que las toxinas de ciertas serpientes pueden aliviar el dolor al inhibir la producción de una serie de proteínas conocidas como canales iónicos sensibles al ácido, que se encuentran en el sistema nervioso central y periférico y que desempeñan un papel fundamental en los estados de dolor persistente.
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